OBRAR COMO CRISTIANO, breves consejos espirituales para uso de los jóvenes, de Mons. de SEGUR
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Si bien estas conferencias del ilustre Mons. de Segúr se dirigen es­pecialmente a los jóvenes obreros, son recomendables para todos los jóvenes, sin distinción de clase o condición social. La verdad cristiana es la misma para todos, la misma en todos los tiempos, y más cuando es comunicada de un modo tan próximo y afable :

Hijo mío, nosotros no somos deistas, sino cristianos. Nues­tro Dios no es un ausente sino es Jesucristo, el adorable Hijo de la san­tísima Virgen, Maria, el Verbo encarnado. Sólo por Jesucristo llegamos a Dios Padre. Sólo en Él encontramos al Padre y al Espíritu Santo, al Dios vivo, al Dios único, al Dios verdadero.

No podemos poner a Dios a un lado y a Je­sucristo y la Iglesia a otro, como si Jesucristo no fuese Dios con el Padre y con el Espíritu Santo, y como si hubiese un Dios fuera de Jesucristo o un Jesucristo fuera de la Iglesia.

Cuanto más irás a Jesucristo, así en tu corazón, como al pié de sus altares y en la sagrada Eucaris­tia, más beberás la vida en la verdadera fuente, más le adorarás y le amarás en el doble santuario de tu corazón y del altar, más obrarás como cristiano, y así, más sólidamente cristiana será tu piedad.

Hijo mío, esfuérzate en el examen de tus pensamientos y de tus accio­nes, en vivir para Jesucristo, en obrar como .Jesu­cristo y en permanecer fielmente en Jesucristo. Pero para ser piadoso es menester re­nunciarse, que es la operación preliminar que allana y prepara el sitio donde et santísimo Señor Jesús quiere esta­blecerse y reinar sin obstáculos.

El inefable misterio de la gracia es el primer fundamento de la vida y piedad cristianas, y sobre el cual casi nadie reflexio­na sériamente. El Señor quiere comunicarnos su vida santa, y combatir con nosotros al demonio, que es su ene­migo y el nuestro, que quiere destronarle, privar­le de reinar y arrancarnos a su amor..

Practícala lo mejor que sepas, sin desanimarte jamás, suceda lo que suceda: este es el camino del cielo.

Dedicatoria
CAPITULO I.—Verdadera idea de la piedad cristiana.
I. Qué es la piedad, y como es hecha para el obrero, á lo menos tanto como para los demás.
II. Algunas explicaciones sobre la naturaleza y los grados de la piedad.
III. De la piedad y de los ejercicios de piedad.
CAPÍTULO II.—La abnegacion cristiana.
I. De la condicion esencial de la verdadera piedad, que es la abnegacion de sí mismo.
II. Qué quiere decir renunciar al mundo, y de la obligación que todos, quien más quien menos, tenemos de hacerlo .
III.De la renunciacion del pecado mortal, primer grado de la abnegacion cristiana.
IV.Del segundo y tercer grado de la abnegacion.
V. Los defectos naturales.
VI.De los defectos que más perjudican á la piedad, y en primer lugar de la ligereza de espíritu.
VII.De la obstinación.
VIII.Del amor propio.
IX.Del mal genio.
X. De la debilidad de carácter y de la molicie.
XI.Del egoismo y de la dureza de corazon.
XII.De la grosería.
XIII.Del carácter apasionado y de la apatía.
XIV.De otra clase de defectos naturales que debemos combatir enérgicamente.
XV. Últimos avisos prácticos sobre la correccion de nuestros defectos naturales.
XVI. De que nuestros defectos naturales pueden servir mucho para nuestra salvación y nuestra santificacion.
CAPÍTULO III. —De la union del cristiano con Jesucristo.
I. Como el verdadero cristiano es templo vivo en el cual reside Jesucristo.
II.Jesucristo señor nuestro es la vida y el Pan de vida de nuestra alma.
III. Como es una gran verdad la union del alma fiel 'con Jesucristo.
IV. Como Nuestro Señor Jesucristo está en nosotros para hacernos vivir con su santa vida.
V. Como el Señor está en nosotros, por su gracia, para santificar todas nuestras obras .
VI. Como el Señor da á nuestras obras un valor y un mérito admirables .
CAPÍTULO IV.—El demonio y las tentaciones.
I. Como el Señor está en nosotros para combatir con nosotros al demonio.
II. De qué modo nos trata y nos tienta el demo¬nio .
III. Si las tentaciones por sí solas nos hacen culpables delante de Dios.
IV. Cómo se deben prever y prevenir las tentaciones.
V. De la resistencia de las tentaciones.
VI. Qué armas hemos de emplear para combatir las tentaciones.
VII.De otras tres armas muy poderosas para vencer las tentaciones.
VIII. Qué provecho se puede sacar de las tenta¬ciones.
CAPÍTULO V.—El pecado.
I. Del pecado, que es la mina de la vida cristiana.
II. De los terribles efectos del pecado mortal.
III. Cómo podemos preservarnos del pecado mortal.
IV. Como podemos purificarnos del pecado mortal.
V. Si los pecados capitales son siempre pecados mortales.
VI.De Ios pecados veniales y de sus tristes efec¬tos.
VII.Qué se debe hacer para combatir eficazmente el pecado venial.
VIII.De la sagrada Comunion bajo el punto de vista del pecado venial.
IX.De los pecados de escándalo y de sus diferen¬tes formas.
X.De algunas otras formas del pecado de escán¬dalo.
CAPÍTULO VI.—La falsa piedad.
I. En qué consiste la falsa piedad y cuán peligrosa es.
II. De qué proviene la falsa piedad y cómo podemos garantirnos de ella.
CAPÍTULO VII.—Cualidades de la verdadera piedad.
I. De las cualidades que ha de tener la verda¬dera piedad, y como ante todo ha de ser cató¬lica.
II. De otras varias cualidades que ha de tener la verdadera piedad.
III. De otras cuatro preciosas cualidades que dis¬tinguen la verdadera piedad.
IV.Cómo en la verdadera piedad todo se ha de referir á Jesucristo.