Concepto católico del infierno, de Padre Luis BREMOND.
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El gran error del presente es el neopaganismo, conjunto de aberraciones de todo género, así en el orden moral y religioso, como en el político y cultural. A la religión católica la tienen, no ya miedo, sino horror, deseando y haciendo cuanto está a su alcance por aniquilarla, o al menos reducirla a una institución parecida a las religiones falsas--que son de inspiración diabólica no menos que de invención humana.

Respecto a los dogmas de la Fe, niéganlos todos, pero el que con más insistencia combaten, abierta o disimuladamente según se trate fuera o dentro de la Iglesia, es el dogma del infierno, y más que su existencia--si cabe--la eternidad de sus penas, por ser el más tétrico, y el que más repugna al sensualismo moderno.

Después de hacer el autor una breve exposición doctrinal, examina y rebate una por una--en su propio terreno--las principales objeciones de los contemporáneos contra el infierno y la eternidad de sus penas, recordando así al hombre carnal que timor Dei principium sapientiae.

INDICE

 PRÓLOGO  3

CAPÍTULO I.—El dogma del Infierno según la Iglesia  5
CAPÍTULO II
.—El dogma del Infierno según los críticos modernos  12

Objeciones de los librepensadores

Objeción 1.ª—¿No repugna á Dios que el mal sea eter­no?—¿Por qué no se ha de dar por satisfecha la Justi­cia divina con la intensidad de la pena más bien que con su duración?  13

Objeción 2.a—No hay proporción entre el pecado y el In­fierno.—¿Por qué por un pecado pasajero y limitado se ha de condenar á una pena eterna?  19

Objeción 3.aEs inmoral toda pena que no tenga por fin la enmienda del culpable.—¿Cómo podrá conciliarse la eternidad de las penas con la materia ó fin medicinal de toda ley aflictiva?  23

Objeción 4.aEs arbitrario suponer qué la inmortali­dad conserva la vida sin conservar al mismo tiempo la facultad de arrepentirse.—¿Por qué el pecador, al morir, ha de perder, pues, la facultad de arrepentirse, de expiar su falta y de obtener la gracia del perdón?  27

Objeción 5.aNo se diga que si Dios niega la facultad de arrepentirse á las almas de los difuntos, es porque su misericordia está cansada ó agotada.—¿Cómo podrá ser que la infinita misericordia de Dios se canse ó agote para el pobre pecador?  32

Objeción 6.aSiendo Dios, por su naturaleza, un Pa­dre infinitamente bueno y compasivo, no puede conde­nar al pecador al Infierno, mucho menos por un solo pecado mortal.—Dios no nos ha creado para condenarnos eternamente.—¿Por qué los adultos culpables de un solo pecado mortal han de ser condenados al fuego del Infierno, en tanto que los niños que mueren con sólo el pecado original, son simplemente excluidos de la visión de Dios?   36

Objeción 7.a—¿Por qué crea Dios almas, cuya eterna condenación prevé?—¿Por qué la piedad infinita de Dios no ha evitado por lo menos el funesto beneficio de la actual existencia á los que preveía habían de condenarse?   43

Objeción 8.a—Sólo usando de la libertad es como la criatura comete pecados. ¿Por qué Dios ha dado al hombre esa libertad, de que El sabe ha de abusar éste?   47

Objeción 9.ª—¿Por qué Dios, siendo omnipotente, no interviene siempre en la voluntad humana para impe­dir los pecados, que las criaturas libres están expuestas ó á punto de cometer?   50

Objeción 10.a—¿Por qué no habían de ser aniquilados todos los pecadores incorregibles?—La teoría de la inmortalidad condicional y facultativa, ¿no es preferible á la teoría de la inmortalidad absoluta y forzosa?   53

Objeción 11ª y última.—El temor del Infierno destruye el carácter propio de toda virtud.—¿Cómo la virtud, esencialmente desinteresada, podrá subsistir con la doctrina de las retribuciones divinas, y, en especial, con el temor del Infierno?          57

Conclusión   60