EL PONTIFICADO Y SU PODER TEMPORAL - LA IGLESIA Y LA MASONERÍA - CORTES DE 1891 Á 1892, de Ramón NOCEDAL.
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Nocedal, cual un Cid Campeador de la palabra, acudía a la lucha, embrazado con su temple de acero, su lógica de teólogo, su perspicacia suti­lísima y su castiza y castellana elocuencia para dar cuenta merecida de quienes venían á ma­lear la verdad y á enlodar, ó enturbiar siquiera el fondo inmaculado y santo de la tradicional pureza de la doctrina político-católica.

Para poder calibrar, desde el desprecio y olvido de hoy, la magnitud y profundidad del insigne personaje, denostado y admirado a la vez por propios y ajenos, y que bien merecería el título de Procurador a Córtes por la Iglesia, viene a propósito la crítica aguda que su incorruptible amor a la verdad le hizo realizar aún a un Menéndez y Pelayo, considerado por tantos como adalid sin fisuras del tradicionalismo español:

“Lástima grande que los compromisos políticos del autor, desde que se afilió á un partido liberal, no le hayan dejado seguir denunciando los daños morales, intelectuales y materiales que toda especie de heterodoxia causó siempre en nuestra patria, con aquella pasmosa erudición, con aquella rectitud y claridad de juicio con que escribió hasta tropezar con los hom­bres y partidos con quienes ya estaba aliándose, y que le hicieron cometer tremendas injusticias de omisión y co­misión, para no confesar glorias de sus adversarios y ocultar ó paliar culpas de sus amigos. Lástima es verle dar el salto mortal desde la cumbre de los principios á los abismos del liberalismo conservador.”

Siendo genio de amplios horizontes y talentos, las ESV se limitarán a reeditar de sus Obras Completas sólo lo más notable en doctrina y historia política.

El tomo primero arranca con unas notas sobre la figura y obra de Nocedal que señalan el carácter noble y sacrificial de su vida.

El discurso sobre El Pontificado y su Poder temporal, en la coyuntura de controversia de la proclamación del ralliement por León XIII, nunca llegó a leerse, y la nota aclaratoria, en extremo ilustrativa de dicha coyuntura, por lo mismo ni siquiera llegó a publicarse, lamentablemente.

Sin embargo, cuántas luces sobre ese triste hecho arroja aún el informe La Iglesia y la Masonería pronunciado por Nocedal en la querella del Gran Oriente Español, con sus notas que por recortadas que se encuentren son amplísimas, y ofrecen datos más que abundantes sobre la trama anticristiana y sus agentes ocultos para meditarlas con atención y dolor.

Rematando este tomo, contiene sus discursos apologéticos en la Cortes, que, nada más empezar las de 1891-92, fueron causa de admiración aún entre los anticlericales más encarnizados.